Empecé a trabajar como ilustrador en 1975 y durante todo este tiempo he disfrutado y he sufrido con más o menos suerte como cualquier otro loco dedicado a vivir de los lápices. Trabaje de freelance para agencias, revistas baratas de terror, revistas juveniles, libros didácticos, revistas para adultos, novelas ilustradas, pegatinas, postales, carteles, prensa semanal… incluso manuales para empresas de pegamentos, en fin, para casi todo lo que tenga que ver con el dibujo.
Para la narración gráfica prefiero el blanco y negro, ya que es lo mas parecido al texto impreso, y para mí, hacer una novela gráfica es lo mismo que escribir dibujando, no encuentro una diferencia tan marcada entre texto y dibujo, solamente se trata de explicar una historia con otros códigos, sean convencionales o no.
Mi colaboración en Rambla me permitió buscar una manera de explicar y de experimentar en la narración gráfica, ensaye la história larga autobiográfica en Gari Folch, y la inclusión de letras de canciones propias para explicar historias gráficamente, hasta completar un álbum de hits de un cantante desconocido titulado Lo mejor de Nadie, eso me enseño a montar secuencias gráficas a buscar un ritmo y a eliminar en lo posible los textos de apoyo.
La revista desapareció en 1985 y ante la coyuntura editorial del momento me dedique al campo de la ilustración, con aportaciones esporádicas a la historieta.
En vísperas del año olímpico guionicé los tres primeros álbumes de lo que iba a ser una serie de cinco, sobre un personaje adaptado de una novela de Folch i Torres, serian tomos de 64 Págs. a color directo, en formato de novela gráfica, 17 x 24 cm. Ahí fué donde apliqué el montaje de secuencias dándole a cada secuencia un numero concreto de páginas, para luego si es necesario poder moverlas y remontar la historia. Aboceté todo el primer álbum, pasando a tinta las 30 primeras páginas, pero cambiaron los accionistas, cambio la política editorial, y el proyecto sé quedó en nada.
Casi diez años después en el cambio de milenio dibujé las ocho primeras planchas de Silex, una história en la que me plantee explicar la vida de un personaje, sin ninguna clase de texto, en blanco y negro y a pincel, solo apoyándome en la imagen, eso hizo que redescubriera a autores que me habían impresionado en mis inicios, Alberto Breccia, Arturo del Castillo, Enric Sio, Víctor de la Fuente, Antonio H. Palacios, Jordi Buxade…
En 1996 estaba buscando información para escribir la vida de un bandolero llamado Capablanca, ambientada en el barroco, en la época de Roca Guinarda y Serrallonga, ya tenia un primer capÍtulo guionizado, cuando a finales de ese año cayó en mis manos la primera novela de Alatriste, a través de ella estudié el habla de los personajes y los giros de la lengua, para aplicarlo a mi guión, disfrute leyéndola y me sorprendió gratamente ver la novela ilustrada, recuerdo haberle comentado a mi compañera,-Eso si que vale la pena ilustrarlo.
Cosas del destino, cuatro años después me proponían ilustrar las novelas del capitán Alatriste.
Dos años después, me encargaron la realización gráfica de la primera novela de Alatriste, con guión de Carlos Giménez a través del sello Debolsillo de Random House Mondadori.
Así que me dispuse a aplicar todo lo aprendido en estos años para contar la vida novelada del capitán.
“Una vez dispongo del guión, lo primero que hago es distribuirlo en viñetas y páginas, para esto, me sirvo de unos bocetos muy simples del dibujo de las viñetas, marcando el lugar de colocación de los textos y de los diálogos, que en este caso eran muchos. Esto me permite poder calcular páginas, inicios de capítulos y planificar secuencias enteras, así conseguí que todos los capítulos empezaran en la página impar y acabasen en página par.
Para mí, una secuencia tiene que empezar en la primera viñeta de cualquier página y acabar en la última de cualquiera de las páginas siguientes, así el cambiar de página o pasar de hoja, esta hace las veces de corte de secuencia.
Después en el original definitivo, hago la distribución de viñetas según el esquema, y rotulo los textos a mano para saber exactamente del espacio de que dispongo para el dibujo. En este caso al ser una historia larga de 170 páginas, rotulé todos los textos hasta la última página, dibujando también las líneas negras de separación de mis viñetas.
Normalmente, compongo primero un escenario a partir de los bocetos y después coloco a los personajes dentro, en este caso había capítulos muy hablados y largos que tenían lugar en un mismo escenario, por eso me fabriqué con papel pluma, tijeras y pegamento una maqueta a proporción de esos muñequitos articulados de madera, para siguiendo los esquemas iniciales poder enriquecer las diferentes tomas de la misma secuencia sin que se produjeran saltos de racord, y ganado mucha rapidez para el dibujo de perspectivas.
A partir de estos bocetos y sabiendo del espacio disponible, me dedico a dibujar sobre el primer boceto en la mesa de luz sucesivamente hasta conseguir el dibujo definitivo, después lo escaneo y me ayudo con Photoshop, para componer las viñetas, ampliando y reduciendo las imágenes.
Con la documentación histórica reunida por secuencias la aplico al dibujo de las viñetas, a lápiz o punta fina en folios sueltos y numerados, hasta terminar la secuencia.
En la mesa de luz de nuevo paso las imágenes abocetadas al original aplicando y corrigiendo la documentación histórica, dibujando definitivamente los bocadillos, así puedo aplicar los últimos retoques.
A continuación me dedico a rotular a mano todos los textos de los bocadillos.
En este caso utilicé varios tipos de letra diferentes, una para los diálogos, otra para los textos y otra en cursiva para los versos.
Esto me ayuda ya que puedo comprobar el diálogo de los personajes y adecuar las expresiones correspondientes.
Después escaneo de nuevo la página original y con photoshop me dedíco a estudiar la luz y las sombras para dar o quitar dramatismo según la secuencia. Imprimo la hoja y sobre ese estudio entinto los originales, con plumilla, rotring, rotulador, pincel, depende del momento y del día, apurando hasta donde pueda para conseguir una factura lo más limpia y clara posible. Las líneas negras de separación de viñetas me ayudan a la hora de equilibrar blancos y negros, también he prescindido de las líneas de cierre de viñetas exteriores, para que las viñetas respiren mucho más».
Una vez concluido cada capítulo lo mandaba por correo a Arturo Pérez-Reverte para comentarlo después por teléfono, por si había algo que rectificar o corregir, tanto de textos como de dibujos.
Estoy muy satisfecho del acabado de la novela gráfica El capitán Alatriste y sé que Arturo también lo está, ya que una de las mayores satisfacciones que me ha producido haber trabajado en esta novela grafica, es que el propio autor me pidiera que le firmara un ejemplar.
One Comment
Rafael Rivera
Excelente trabajo Joan, de verdad te has ganado mi admiración en esta saga del Capitán Alatriste, de hecho estoy haciendo algunos personajes basados en esta época de espadachines, ¿como te documentaste para plasmar el estilo de esta época? ¿donde puedo adquirir algún libro tuyo donde tengas ilustraciones?
Saludos, me considero tu fan.